Había una vez un pequeño pueblecito perdido entre los planetas donde había una preciosa escuela de estrellas. 

Allí desde que eran muy pequeñas aprendían a brillar, para poder iluminar las largas noches. En la escuela estudiaba una diminuta estrellita llamada Lucecita toda ella era dulce, blandita y dorada como el sol, siempre estaba asomada a la ventana del universo mirando a otras estrellas que iluminaban el infinito, soñaba con ser algún día como esas estrellas. La estrella mayor (era su profesora) siempre la despertaba en aquel sueño tan divino ¡Lucecita! Debes atender mas en clase sino, nunca aprenderás a ser una buena estrella de la navidad.

Pasaron los años y Lucecita se convirtió en una preciosa estrella, buena, aplicada y con una luz que podía iluminar todos los rincones del mundo, y de pronto a lo lejos (pero muy lejos) vio a tres reyes sobre unos grandiosos animales (eran camellos) apenas se les podía ver (había mucha oscuridad) de repente Lucecita tuvo una idea ¿y si con mi luz les pudiera ayudar? (pensó) Salió por la ventana que daba al mundo, y se dirigió hacia los tres reyes.

Cuando Lucecita llego todo se iluminó los tres reyes no podían creer que de esa joven estrella , pudiera salir tan divina luz.

¡Hola me llamo Lucecita! ¿Quién sois? ¿Dónde vais? Somos los tres magos de Oriente llevamos oro, incienso y mirra para ofrecérselo al niño Dios que ha nacido ya en Belén. De repente Lucecita empiezo a sonreír ¿Como os llamáis? Somos Melchor, Gaspar y Baltasar, Lucecita volvió a sonreír, con tanta alegría que su pequeño cuerpo empezó a salir tanta luz como la de cien estrellas. Yo seré vuestra estrella fiel, y el camino os iluminare. Gracias dijeron los Reyes Magos, a partir de ahora tu serás la estrella que os guíe, la estrella de la Navidad.

Así emprendieron viaje rumbo a Belén, Melchor, Gaspar, Baltasar y Lucecita (la Estrella de la Navidad) para conocer al niño Jesus que ha nacido ya.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.